Si bien es un tema de Asspera, el tránsito porteño lo es así. Si bien trato de no enojarme en la bici, muchas veces, me caliento y puteo a los automovilistas por hacer maniobras imprudentes cuando pedaleo. Encima se enojan e invitan a pelear como si tuvieran un resorte. Yo, con la impunidad de las dos ruedas, puteo como un perro chumbando a otro detrás del alambrado y escapo cuando le van abrir la puerta. O me hago "invisible" de noche apagando las luces.
Si bien en algunas ocasiones es gracioso, en general, es angustiante discutir con tanto pelotudo. Pero no lo voy a cambiar, son todos cancheritos.
domingo, 28 de febrero de 2016
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